Canelones al horno

   Bueno, pues una vez que ya tenemos elaborado cualquiera de los rellenos que ya explicamos en el Post anterior (ver aquí) ahora nos toca ponernos manos a la obra con el montaje de los canelones.

Vamos a necesitar:

• Pasta para canelones.
• Tomate frito
• Bechamel, que haremos con harina y leche.
• Queso para gratinar (rallado o en polvo).

   Lo primero es preparar la pasta, para lo que hay que seguir las instrucciones que nos vengan en el paquete que hemos comprado. Es importante que lo miréis en el propio super, porque si lo hacéis ahora y no habéis elegido el correcto, ya será demasiado tarde. Los hay en los que hay que cocer la pasta, los hay que solo poner en remojo con agua caliente 15 ó 20 minutos; los hay que se rompen facilmente, los hay que se pegan siempre; en fin, yo os pongo los que a mi me resultan más cómodos (sobre todo para empezar) y luego ya lo hacéis con los que vosotros queráis: Canelones Fácil el Pavo.

      Es importante mover de vez en cuando la pasta para que no se peguen las laminas entre ellas. Una vez pasado el tiempo indicado, las sacamos de una en una y las ponemos sobre un trapo de cocina. Lo siguiente es preparar la bandeja en la que vamos a poner los canelones para luego meterlos al horno; yo aquí he utilizado unas bandejitas de aluminio donde entran justo 3, porque voy a hacer varias raciones y congelarlas para los niños; si los vais a comer en el momento, montadlos todos juntos en un recipiente que se pueda meter al horno y donde entren los que vayáis a hacer lo mas justo posible (sino, se os iran "desparramando"). Cubrimos la base del recipiente con tomate frito, una capa generosa (pero tampoco hagáis una piscina ;)

   Ahora hay que ir cogiendo de una en una las laminas de pasta y las vamos rellenando con el preparado y enrollándolas. Una vez hecho el rollo, cubrid los laterales para que la pasta tenga relleno en toda su extensión, no solo en el centro. Y los vamos poniendo sobre el recipiente.

   Nos preparar la bechamel: para esto, ponemos en un cazo un buen chorro de aceite, calentamos y añadimos dos cucharadas colmadas de harina. Ahora hay que ir cociendo la harina (si lo tenemos poco tiempo luego nos sabrá solo a harina); vamos moviendo para que no se nos queme, con una cuchara de madera o con unas varillas, durante 5-10 minutos. Añadimos la leche, yo empezaría con medio litro y removemos sin parar hasta que la harina se vaya integrando con la leche y esta comience a espesar.


   Aquí buscamos una bechamel ligera, con lo que vamos añadiendo leche hasta que quede a nuestro gusto, pensad que tiene que ser como una crema, no como cuando hacemos croquetas que es más bien una pasta (ah, ¿que todavía no las hemos hecho?... ya llegarán...). Cocemos otros 5-10 minutos a fuego medio y añadimos una pizca de sal.


   Una vez listo, cubrimos nuestra bandeja y nuestros canelones ya montados con la bechamel, y coronamos con el queso rallado o en polvo que hayamos elegido. Precalentamos el horno a 200º y metemos nuestra bandeja durante 20 minutos. Ya solo falta el toque final, subimos la temperatura a 250º y lo ponemos en modo gratinador hasta que se tuesten un poco por arriba (unos 5 minutos). Aquí es muy importante que no dejéis de vigilarlos, y si están suficientemente dorados, los saquéis (aunque no haya pasado el tiempo). La diferencia entre un gratinado y un quemado puede ser un simple minuto y sería una pena después de todo lo que nos ha costado.


   Es un plato muy bueno para hacer cuando tienes mucha gente en casa, porque aunque la preparación sea más larga, se puede preparar con antelación y luego hacerlo todo de golpe; imagínate ¿cuantos canelones puedes llegar a meter en la bandeja del horno?